Sarcastlly Guilty

Sí, ante Dios y ante todos ustedes, me declaro culpable de todos los cargos que se me imputan, desde niña siempre quise sobresalir, mi mamá siempre me dijo que debía sentarme al frente del salón para atender al cien por ciento al profesor. Si, soy culpable. Culpable porque pensé que el tener una pareja, no significa perder tu libertad e individualidad que siempre defendí con uñas y dientes y muy a pesar de ti. Soy culpable, porque considero que la maternidad es una cuestión de responsabilidad eterna que no se puede tomar a la ligera, siempre pensé que yo soy la única que podía decidir sobre mi cuerpo, y  mi reproducción. Soy culpable, porque preferí tener un título profesional a tener muchos hijos insatisfechos por tener una madre amargada, triste y llena de carencias.Me declaro totalmente culpable, por no querer hacer galletas, pasteles, no ponerte las pantuflas y negarme rotundamente a lavar el auto o estar al pendiente todas las noches para abrirte la puerta de la cochera. Soy culpable, porque no toleré borracheras, infidelidades y que ni se te ocurriera ponerme una mano encima, porque hubiera sido la primera y la última vez. Soy culpable, por ser independiente y tener un trabajo con el cual puedo solventar mis gastos y colaborar a la casa. Soy culpable por ser sexy, por pintarme el cabello, por maquillarme, por vestirme y tener miles y miles de zapatos. No sólo soy culpable. Soy culpable, egoista y materialista, porque pensé que incentivarte a tener una mejor vida, una mejor casa, un mejor auto, era una buena idea. Soy muy muy culpable de ser lista, inteligente, exigente y porque me gusta que todo salga de lo mejor.Soy de lo peor porque leo, porque escribo, porque cuestiono, porque canto, bailo y me gusta tener una vida sexual plena, soy culpable sobre todo, por tener un criterio, por no quedarme callada y porque soy una verdadera verguenza para una familia tan tradicionalista, cerrada y cuadrada como la tuya.

Me declaro culpable y mi castigo es vivir señalada como la dejada, abandonada,separada, despreciada. Estoy condenada a vivir sola sin nadie que me diga qué hacer, ni a dónde ir, ni cómo pensar. Sé que soy una verguenza para tí, ¡Que bueno que te libraste de semejante mujer! ojalá y que encuentres alguien "a tu altura", "a tu nivel", yo, yo no tengo nada que ofrecerte.

¡Ja!