Dentrífico

Como uso profiláctico los cepillos de dientes son usados por la mayoría de mis enfermos y pervertidos lectores, de una manera regular y frecuente, los hay de los más diferentes diseños y colores, ergonómicos, eléctricos, que luego utilizan para otras cosas (me han contado), hay a los que las cerdas se les decoloran y eso indica que deben ser cambiados ( a mi eso siempre me vale madres), hay con olor a chicle. con forma de buzz lightyear y con el vasito a juego, en fin, por cepillos de dientes no paramos.

¿Se han puesto a pensar que tanta importancia tiene esa pieza de limpieza dental?, No les ha pasado que van de visita a algún lado y después de una mega comilona recuerdan que (¡chin!) ¡¡Olvidé el cepillo de dientes!! Entonces acuden por el recurso de la gente hedionda (ja,ja!): chicles, para no dar el tufazo a tacos o cocktel de camarón.

Pero eso no es todo.¿Sólo tienen un cepillo de dientes? Apuesto que no. Yo tengo varios, un para cada casa de mis hermanos,uno en el trabajo y por supuesto el de mi casa.

Los dentríficos también tienen significados simbólicos. Imagínense esta escena: el chic@ invita a la chic@ a quedarse en casa en una ocasión, en dos ocasiones, en tres. Para la tercera, la ternurit@ se siente con el derecho de dejar un cepillo de dientes ahi, simbolismo de permanencia, de que aquí pernocto, de que, esto es mío.

Si fuéramos más primitivos tal vez orinaríamos las puertas, pero nos conformamos con dejar ese objeto ahí, demostrando territorio, como totém-estandarte anunciando DE AQUI SOY.

A este punto todos ustedes mis queridos viciosos se preguntarán: que onda con esta vieja, a que viene todo ese pinche choro de los cepillos¿?. Nunca le había dado tanto valor a esa pequeña pieza, ni le había depositado tanta esperanza, ni habia sentido tanta fe, hasta que faltó uno en mi casa.

Por años estuve acostumbrada a ver tres cepillos formaditos, de diferente color, -para no confundirse, claro- el mío, casi siempre azul, el de ella, casi siempre rosa, y el tuyo, a ti no te importaba tanto, verde, negro, rojo, el que quedara...siempre estaban ahi, se reemplazaban, pero siempre regresaban los mismos... o a veces se iban de viaje, pero siempre regresaban los tres...

Un día, a pesar de todo, tu cepillo estaba ahí, mi corazón latío, pensé que no era un olvido ni un descuido, pensé que, tal vez...

...pero no, esto no fue como el cuento más corto de la historia: el cepillo no estaba ahi, se había ido, contigo, dejando un huequito en el portacepillos... y también en mi.